No podemos negar que el mundo ha cambiado. El COVID-19 ha traído consecuencias terribles a nuestras vidas y aún no ha terminado.
El encierro nos hizo ver el mundo diferente, increíblemente diferente, tanto para bien como para mal.
Mis tartas, mi trabajo, mis prioridades y mis sueños han ido evolucionando y, por primera vez en tantos años, la vida me ha dicho DETENTE! y me ha quitado de mi obrador durante más de un mes, me ha encerrado en mi casa con mis niños, y me ha devuelto a ese mundo que tenía totalmente relegado.
Al principio, como les habrá pasado a muchos, no entendía nada.
Luego comencé a comprender que después de esto nada sería igual, por lo tanto también tendría que reinventarme desde adentro, desde los valones y el principio y, por primera vez en años, perdí la necesidad de crecer, y entendí que necesitaba decrecer, centrar mi energía en lo importante como familia, hijos y mi misma, y por supuesto, comenzar a darle a la empresa el sitio que sola venía buscando desde hacía tiempo:
Focalizar todo el esfuerzo en la venta online, los eventos y las tartas por pedidos. Fue difícil tomar la decisión de abandonar el trato cotidiano y directo con el público, pero también hay que saber dar un paso al costado y encontrarle la vuelta a cada situación.
Las Tartas de Mariana, como bakery, como sitio bonito para merendar había terminado hacía rato. Solo era cuestión de animarse a este gran paso.
Hoy Las Tartas de Mariana se ha transformado en un Obrador de Pastelería Artesanal, en un Atelier de Tartas porque, como saben, mi sitio siempre ha sido, y lo seguirá siendo, un centro de creatividad, de arte, de amor por lo dulce.
Ahora cuento con más tiempo para crear y disfrutar mi arte, y para ver crecer a mis niños que me necesitan porque también su mundo ha cambiado muchísimo.